De un Sonic 2016 a un Mazda speed 2010: Mi nuevo proyecto automotriz

Hace unos meses tomé la decisión de cambiar mi auto, un Sonic 2016, por uno que se adaptara mejor a mis necesidades y aspiraciones actuales. El Sonic, aunque práctico para la ciudad, consumía más gasolina que sus competidores debido a su exceso de peso. Además, no ofrecía una experiencia divertida en carretera. Era un auto funcional, pero sabía que no podía acompañarme para siempre.

Entonces surgió una oportunidad inesperada: un Mazda que llevaba cerca de cuatro años parado. Este auto había sido cuidadosamente buscado y adquirido por su anterior dueño, quien tristemente falleció. Desde entonces, el Mazda había sido olvidado en la cochera, sin atención ni uso, por parte de su heredero.

Tras algunos días de pensarlo, me dije: “¡Pues qué chingados!” y decidí hacer el trato. Igualé el precio de mi Sonic con el Mazda y me lancé a la aventura de devolverle la vida que merecía.

Ahora estoy en la fase de darle el cuidado y la atención que no recibió durante años. Este auto es más que un simple medio de transporte; se ha convertido en mi pequeño proyecto. Me motiva la idea de restaurarlo y transformarlo en un vehículo confiable para el día a día.

Hasta ahora, he notado varias diferencias que hacen al Mazda destacar frente al Sonic. Sus materiales y ensamblaje son claramente superiores. La calidad del audio, la potencia del motor y la experiencia dentro de la cabina están en otro nivel. ¿Y el consumo de combustible? Para mi sorpresa, es prácticamente el mismo, así que no extraño en absoluto al Sonic.

Aún no he tenido la oportunidad de probarlo en el destino que tengo en mente: un viaje de cinco horas por carretera. Sin embargo, me emociona pensar que en 2025 podré hacerlo realidad.

Quedan algunos detalles por ajustar, como una fuga en el mofle o la alineación y el balanceo, pero ya he avanzado bastante con otros arreglos y mejoras. Mi objetivo no es convertirlo en un auto exótico, sino dejarlo en condiciones óptimas, como si acabara de salir de la agencia.

Por ahora, mi plan es disfrutarlo al máximo, aprender de este proceso y, eventualmente, despedirme de él para dar paso a un auto híbrido que se ajuste mejor a mis necesidades futuras.